Así como es importante identificar aquellos productos o alimentos que pueden llevarte a generar un comportamiento adictivo, es clave también entender qué emociones nos pueden llevar a utilizar dichos alimentos como elemento compensatorio.
Las emociones detonantes son aquellos sentimientos, positivos o negativos, que desencadenan una conducta a partir de la cual comemos en exceso. Es importante entender que la susceptibilidad a los desencadenantes emocionales varía según el individuo. La ciencia está tratando de dilucidar la relación que existe entre las emociones, el grado de restricción y desinhibición en la dieta, y comer en exceso. Pero no te quedes esperando a las conclusiones de la ciencia.
¡Saca las tuyas propias! Pues todos somos diferentes.
Para manejar de mejor manera los sentimientos desencadenantes, es importante identificar primero la emoción específica que inicia esta conducta inadecuada de sobreconsumo de alimentos y productos con sabor a alimento. De esta manera podrás desarrollar estrategias que te permitan hacer frente a esa emoción, sin la necesidad de recurrir a la comida.
Esto es en parte lo que hemos estado trabajando durante el programa, en particular a través de los ejercicios: Tu vida en balance e Inmunidad al Cambio.
Y este trabajo no termina aquí, por lo que es importante continuar trabajando y entendiendo nuestras emociones, así como utilizar todas las herramientas que has aprendido durante estas semanas, para construir estrategias alternativas a los alimentos. De esta manera podrás manejar la ansiedad, estrés y otras emociones de manera mucho más saludable.
¿Qué son los ambientes detonantes?
Existen situaciones y diferentes ambientes que también nos pueden llevar a retroceder, pues generan las condiciones propicias para que esto suceda.
Un entorno detonante es una situación o lugar específico que desencadena un exceso de consumo de comida. Un ejemplo común es entrar a una sala de cine, donde tendemos, casi sin pensar, a consumir palomitas de maíz, dulces o saladas, bebidas y otros productos altamente calóricos. Comemos sin parar ¡en piloto automático!
Situaciones similares se generan cuando asistimos a un evento deportivo, a un restaurant buffet o a una celebración familiar.
Hay quienes en situaciones sociales, tan solo con un poco de vino comienzan a comer sin poder parar. No olvides que uno de los efectos del alcohol es la desinhibición y, por lo tanto, nos puede llevar a conductas que no esperábamos.