Dependiendo del tipo o combinación de alimentos que consumamos, vamos a enviar la señal al cerebro de que suprima o no el apetito.
Probablemente te habrás dado cuenta de que cuando comes un puñado de nueces o una palta, el apetito se desvanece rápidamente. Sin embrago, esto no sucede si abres un paquete de papas fritas.
Asumiendo que nuestros sistema está en balance, no acumulamos grasa al consumir una buena combinación de fibra, proteínas y grasas.
Es importante tomar atención a la sensación de saciedad y aprender a reconocerla. De esta manera nos daremos cuenta cuando ya no es necesario seguir comiendo.
Asimismo, las grasas son esenciales para activar el metabolismo y para sintestizar diversas vitaminas, incluyendo la vitamina D.
Cuando consumimos azúcar, tiende a generarse un estado en el cual es muy difícil parar de comer. En particular con la fructosa, que pasa inadvertida, pues no estimula de manera directa el ciclo de la hormona insulina. Entonces, podemos comer sin parar.
Esta es la razón por la cual puedes tomarte un litro de jugo o de gasesosa junto a un combo de algunas de las diferentes opciones de comida rápida.
Hay quienes opinan que la fructosa es una buena opción (no nos referimos a la fructosa presente de manera natural en frutas), pues no porduce alzas rápidas de insulina, a diferencia de la glucosa.
¿Probablemente habrás escuchado que el agave es una buena alternativa por su bajo índice glicémico? Pero en realidad es una muy mala idea endulzar con fructosa, pues la insulina es en parte responsable del control del apetito.
¡Cuidado con los productos que promocionan un bajo índice glucémico! Probablemente están llenos de fructosa.
¡Ah! No olvides que la fructosa se almacena como grasa.
Se ha podido demostrar de que el azúcar interfiere en nuestros procesos hormonales y nos lleva, de manera inevitable, a un mundo de antojos y ansiedad. Y así, los atracones comienzan y entramos un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Existe mucha información, a menudo contradictoria acerca de las grasas. Estas son absolutamente necesarias para nuestro sistema inmunitario, digestión y metabolismo. Asimismo, actúan como antioxidantes y apoyan en la eliminación de metales pesados y toxinas de nuestro organismo.
Pero es de suma importancia utilizar grasas saludables, como la palta o aguacate, aceitunas y aceite de oliva, frutos secos y semillas, pescados de pesca local, ghee, aceite de coco, aceite de sésamo, entre otras opciones.
Asimismo es importante evitar los aceites vegetales refinados como el de canola, maravilla y maíz entre otros. Los puedes identificar por su envase transparente, de plástico o de vidrio, y su color amarillo. Así como también es recomendable evitar las grasas provenientes de embutidos y charcutería industria.
Evita consumir comidas que contengan combinaciones de grasa, almidón o azúcar y sal, pues se te hará muy difícil poder parar de comer. Esta combinación la llamo G-A-S, que significa Grasa – Azúcar/Almidón – Sal.
Puedes obtener más información acerca de la combinación G-A-S en la sección de Tácticas para combatir la ansiedad.