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Reboot Digestivo – cómo enfrentar el invierno

Reboot Digestivo – cómo enfrentar el invierno

¿Por qué hacer un Reboot Digestivo? Ya se acerca el invierno y comienza la temporada de enfermedades respiratorias como la influenza y el molesto resfrío y, como dice el dicho, es mejor prevenir que curar.

La buena noticia es que aún estamos a tiempo de fortalecer nuestro sistema inmunológico y así poder afrontar de la mejor manera posible los desafíos de la temporada fría del año.

Un elemento importantísimo es asegurarnos que nuestro sistema digestivo, incluyendo la Microbiota (flora bacteriana), estén en las mejores condiciones posibles. Por si no lo sabias, se estima que cerca del 80% de las células inmunitarias, se encuentran en el intestino. Estudios recientes han demostrado el papel fundamental que cumple la Microbiota intestinal en el correcto funcionamiento del sistema inmune mucosal. Por este motivo, es de suma importancia que restablezcas el equilibrio de tu intestino.

Reboot Digestivo

Una manera muy efectiva de hacerlo, y que utilizo a diario en mis asesorías, es lo que llamo; Reboot Digestivo.

El Reboot Digestivo, es una excelente herramienta para desintoxicar tu organismo de todo el exceso de azúcar, anti nutrientes, químicos y otras toxinas que se van acumulando en tu sistema debido al consumo de productos procesados, que en general contienen uno o más de los principales alérgenos o elementos con un alto poder inflamatorio. Es por esto que, durante este período, nos enfocamos en alimentarnos de la manera más natural posible, además de aumentar significativamente la variedad de suministros que consumimos.

El objetivo de esta estrategia es resetear el sistema digestivo o bien la reposición hacia un estado inicial. A través de este programa es posible identificar potenciales alimentos que pudiesen estar causando alergias y/o desórdenes digestivos, además de otras reacciones que se hayan vuelto crónicas o recurrentes, en situaciones donde no se ha podido determinar la causa.

El Reboot Digestivo, habilita el uso de grasas como energía, lo que, en situaciones de sobrepeso, generalmente se traduce en una baja gradual de éste, y permite contar con una liberación de energía constante, sin grandes fluctuaciones.

El Reboot Digestivo consta de 4 elementos:

  1. 30 días de alimentación sana: alimentación libre de los principales alérgenos (gluten, soya, leche, huevo, maní, maíz), productos procesados, azúcar agregada y aceites vegetales refinados.
  2. Reparar el daño que ha sufrido el sistema digestivo, a través de alimentos ricos en colágeno y otros aminoácidos que nuestro organismo utiliza para reparar tejidos. Una buena y deliciosa alternativa son los caldos de huesos, que pueden ser hechos a base de pollo, vacuno, cordero o pescado.
  3. Restaurar el equilibrio de la Microbiota. Es importante mantener una población saludable de microorganismos en tu Microbiota para asegurar el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Agregar a tu dieta algún tipo de probiótico a través de alimentos o suplementos, puede ser también una muy buena opción.
    • Fermentados caseros: chucrut (repollo-col), zanahorias, y todo tipo de verduras. En mi libro La vía Kinu, puedes encontrar varias recetas. También puedes incorporar Kombucha, ya sea preparándolo en casa o bien comprando una opción que sea de excelente calidad. La que yo recomiendo es la de Kombucha.cl y si usas el código matiashealthcoach, obtendrás un 15% de descuento.
    • Probióticos en cápsulas: los mejores que he encontrado en Chile son los que vende Well Plus
    • Es importante tener en consideración de que si sufres de SIBO (small intestine bacterial overgrowth), es decir un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, o bien te hinchas con mucha facilidad, es necesario resolver estos problemas, antes de consumir probióticos. Si necesitas ayudas, ¡avísame!, pues se pueden utilizar elementos de la dieta GAPS, derivada de la dieta SCD (specific carbohydrate diet) a través de un sistema de 3 fases, que permite solucionar estos molestos síntomas.
  4. Recupera tu salud: Reintroducir los alimentos eliminados, uno a uno, para determinar posibles suministros que te sean problemáticos. Recuerda, el alimento para uno puede ser el veneno para otro.

Reboot Digestivo - cómo enfrentar el invierno 1

¿Por qué hay que eliminar todas estas cosas durante el Reboot Digestivo?

Existe evidencia que sugiere que los azúcares refinados pueden suprimir el sistema inmunológico durante horas después de ingeridos. Por lo tanto, es de suma importancia minimizar y, si es posible, eliminar las fuentes de azúcar agregada en tu dieta.

Esto puede sonar muy desafiante, pero no te olvides que con dejar de lado los alimentos procesados, o mejor dicho productos con sabor a alimento, ya estarás eliminando cerca del 80% del azúcar añadido en tu alimentación.

Uno de los problemas del azúcar y carbohidratos refinados, es que alimentan aquellos microorganismos presentes en la Microbiota que nos son disfuncionales y, por lo tanto, dejamos de alimentar a aquellos que sí nos benefician, generando un desbalance en la Microbiota y, de esta manera, aumentando el riesgo de deteriorar nuestra salud y bienestar.

¿Cómo defino qué es un alimento procesado?

Estos pseudo alimentos son altamente irritantes e inflamatorios, contienen al menos uno de los principales alérgenos (por ejemplo: gluten, soya, leche, huevo, maní, maíz), y carecen de los nutrientes que necesitamos para que nuestro organismo funcione de la mejor manera posible.

Probablemente te estarás preguntando, cómo determinar si un producto cae en la categoría de procesados o no. Yo utilizo el siguiente criterio:

  1. Contiene 3 o más ingredientes.
  2. Al menos uno de esos ingredientes es muy difícil de pronunciar y, si los tuvieses en tu despensa, no sabrías qué hacer con ellos.
  3. Al menos un ingrediente termina en “osa” o bien comienza con la palabra jarabe. Ambas reflejan la presencia de azúcar.

Es importante también remover de tu dieta, o al menos minimizar, el consumo de aceites vegetales refinados, pues se han convertido en una de las principales fuentes pro inflamatorias, al contar con un alto contenido de Omega 6. Esto puede llegar a generar un desbalance en el ratio de omega 6 : omega 3.
Nuestro sistema inmunológico utiliza ambos ácidos grasos para procesos inflamatorios. El omega 6 para inflamarse y, el omega 3, para desinflamarse. De esta manera, un exceso del primero combinado con un bajo consumo del segundo, puede generarnos muchos problemas.

¿Y qué como entonces?

¡De todo! La disponibilidad y variedad de alimentos es muy amplia. Sólo se requiere de organización y planificación.

Te dejo aquí algunos tips que te pueden apoyar en él fortalecimiento de tu sistema inmunológico:

  • Es muy importante incrementar el consumo de verduras de todos los colores, pero en especial aquellas verdes oscuras, que indican la presencia de vitaminas A, B, C y K además de ser una excelente fuente de fibra. ¡Intenta consumir 4 o más porciones de verduras al día!
  • Disminuir el consumo de carbohidratos y reemplazar aquellos refinados por su versión integral.
  • Aumentar el consumo de grasas saludables y naturales. Una buena fuente son los frutos secos, semillas y palta.
  • Las proteínas son los bloques estructurales del cuerpo, incluyendo al sistema inmunológico y de desintoxicación. Por lo tanto, es de suma importancia mantener una adecuada ingesta de proteínas de la mejor calidad.
    • Si comes carne, es indispensable que sea de libre pastoreo, libre de hormonas y antibióticos. Una excelente alternativa que recomiendo es Carnes Manada.
    • Si no comes carne, te sugiero que aprendas a combinar alimentos de tal manera de que asegures la obtención de aminoácidos esenciales en la correcta proporción, sin aumentar en demasía el consumo de carbohidratos. Existen también buenas alternativas de proteínas incompletas, como la proteína de hemp (cáñamo), además muy alta en fibra, y el polen de abejas, una buena fuente de flavonoides que fortalecen tu inmunidad. Una excelente alternativa es el polen que producen en mielcruda.cl.
  • Agregar especias y condimentos que promuevan un buen metabolismo y tengan propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, como el jengibre, cúrcuma (siempre combinar con pimienta negra), canela y otros.
  • Aumentar el consumo de ácidos grasos Omega 3 en la forma de DHA y EPA, presentes principalmente en pescados. Una excelente alternativa es el Omega 3 de Well Plus.
  • Hidratación: En el invierno, el aire que respiramos tiende a ser más seco, en especial en lugares calefaccionados, como oficinas y centros comerciales, haciendo más desafiante mantenerse suficientemente hidratado. El consumo adecuado de líquido respalda todas las funciones de tu cuerpo, incluido el sistema inmunológico, y las infusiones de hierbas son una de mis opciones preferidas. Mi favorita es una mezcla de jengibre, cúrcuma, pimienta negra, limón y miel cruda.

Ahora bien, no todos los líquidos hidratan por igual. Es por lo tanto importante, evitar los jugos concentrados de frutas y bebidas endulzadas, ya que el contenido de azúcar/endulzantes es dañino para el sistema inmunológico y promueven la deshidratación.

  • ¡Duerme lo suficiente! Todos sabemos que el sueño restaura y sana el cuerpo. Sin un sueño adecuado, la función inmune se deteriora. Crea una rutina para ir a la cama, o más bien un ritual, las rutinas son muy aburridas. Por ejemplo, comienza a bajar las luces y a escuchar música suave 1 hora antes de acostarte, de modo de promover la relajación y el descanso. Intenta dormir siete a ocho horas por noche.
  • Haz ejercicio regularmente. El ejercicio leve a moderado ayuda a estimular el sistema inmunológico. Sin embargo, evita el esfuerzo excesivo si te sientes muy cansado, esto podría debilitar tus sistema inmune. Te recomiendo encontrar un pasatiempo que te guste, más que ir al gimnasio por obligación. Si te cuesta encontrar qué hacer, piensa sobre aquellas actividades que te gustaban cuando eras niño.

Utiliza la comida para alimentar tu cuerpo, no tus emociones

Los productos procesados, carbohidratos refinados y el azúcar agregada (endulzantes), no están aquí para nutrirnos. Peor aún, tienen un gran poder adictivo e inflamatorio que deteriora nuestra salud y debilita nuestra inmunidad.

Es por esto que es fundamental realizar un cambio en nuestro estilo de vida, en pos de la prevención de enfermedades, en especial antes del invierno, para que podamos llevar una vida llena de energía y vitalidad, y podamos entregarle lo mejor de nostros a nuestros seres queridos.

El Reboot Digestivo es una gran herramienta para realizar este cambio y fortalecer tu organismo. 

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Obesos desnutridos – Chile liderando el ranking

Obesos desnutridos – Chile liderando el ranking

¿Te imaginas a un obeso desnutrido? ¿alguien que tenga muchos kilos de más y esté con problemas de nutrición? Aunque suene contradictorio, es un fenómeno que se está dando con mucha fuerza en la actualidad y que trae diversas y nefastas consecuencias a la salud.

Uno de los principales causantes de la obesidad es la popularización de la dieta americana, alta en carbohidratos refinados, alimentos procesados, o, mejor dicho, pseduo alimentos, diseñados por profesionales de delantal blanco, que persiguen un objetivo diferente al de la nutrición.

De acuerdo al último informe de la Federación Mundial de la Obesidad (dependiente de FAO), el año 2025 un tercio de la población mundial sufrirá de sobrepeso y obesidad. Nuestro país pasará de tener el 28,9% de la población adulta con obesidad en 2014, a 34,6%, en 2025. Si no implementa un cambio de alimentación, Chile pasará a formar parte de los 20 países con más población obesa del mundo.

En cuanto a las mujeres chilenas, el 32,8% de las mujeres chilenas mayores de 18 años sufre de obesidad, según el informe nutricional FAO/OPS

La contradicción calórica de hoy

Esto ha causado un fenómeno que pareciera ser contradictorio, un alza importante en los llamados obesos desnutridos. Es así como los chilenos están ganando cada vez más peso y al mismo tiempo desnutriendo rápidamente. Y peor aún, los niños están comenzando a padecer condiciones crónicas, como la diabetes tipo II, a temprana edad, debido al sobrepeso y mala nutrición. Algo absolutamente evitable, y que, si no se detiene ahora, acarreará un costo económico y social insostenible para el país.

No es sorpresa que en países europeos, como Inglaterra por ejemplo, se haya implementado un impuesto a las bebidas azucaradas, debido a que el costo económico que genera, reflejado a través de múltiples condiciones crónicas en la población, sobrepasa cualquier otro beneficio que estos productos podrían generar.

Una dieta basada en calorías vacías = Obesos desnutridos

¿Cómo puede la obesidad y desnutrición coexistir? El error es pensar que, si se ingiere calorías en abundancia, la dieta automáticamente entregará los nutrientes que el organismo necesita. Mientras más productos procesados consumamos, más nos desnutriremos, pues estos pseudo alimentos, a pesar de contar con una alta disponibilidad energética, nos proveen de caloría vacías, es decir, son inservibles para nuestro organismo.

Por ejemplo, si comes 100 gramos de galletas de chocolate con crema en el medio, habrás consumido aproximadamente 500 calorías, de las cuales la gran mayoría provienen del azúcar y carbohidratos y cuya densidad nutricional es muy baja. Ahora, si te comes 100 gramos de brócoli, sólo ingieres 34 calorías, además de fibra, proteínas, minerales como el calcio y el fierro, vitamina A, vitamina C, vitamina B6, magnesio, etc.; todos elementos fundamentales para una vida saludable.

Ahora, para alcanzar las 500 calorías comiendo brócoli, necesitarías comer 1,5 kilos de esta verdura crucífera. No obstante, comiendo galletas, sólo necesitas consumir 9 galletas repletas de energía y vacías de nutrientes. Si al cuerpo no le entregas los nutrientes que necesitas, te va a pedir más. Esto genera obesos desnutridos.

¿Cómo solucionamos este problema?

¿Y qué tenemos que hacer entonces? Debemos comenzar a cambiar nuestro estilo de alimentación para salvaguardar la salud de nuestros hijos, que se está deteriorando rápidamente, y así poder contar con generaciones sanas que puedan seguir construyendo nuestro país. Para empezar, podemos corregir los cuatro errores más comunes que cometemos los padres, relacionados con la alimentación de nuestros hijos:

  1. Basar la dieta en alimentos alérgenos: leche y productos lácteos, trigo, maíz y soya. Todos están presentes en prácticamente el 100% de los alimentos procesados y producen alergias alimentarias en un porcentaje no menor de la población.
  2. Dieta basada en carbohidratos refinados y azúcar, endulzantes (químicos o naturales), y muy baja en grasas saludables: genera niños que pasan de la hiperactividad a la fatiga. En cambio, una dieta más alta en grasas saludables y proteínas, como los frutos secos, semillas y frutas como la palta, genera un estado de saciedad más prolongado y una liberación de energía mucho más eficiente y estable.
  3. Poco y nada de vegetales: vegetales de todos los colores, y en especial aquellos verdes oscuros, son la mejor fuente de vitaminas, en especial A, B, C y K, todas esenciales para el buen funcionamiento celular.
  4. Exceso de alimentos procesados que destruyen la microbiota: cereales para el desayuno, pan de molde, jugos de fruta, bebidas, gomitas, salsa de tomates, mayonesa, ketchup, mostaza, etc. Son todos pseudo alimentos cargados de azúcar, colorantes (muchos prohibidos en Europa por estar conectados con DAH) y preservantes. Todos estos productos destruyen la microbiota, conjunto de micro organismos que constituyen el primer filtro para el buen funcionamiento del sistema inmunitario y un metabolismo adecuado.

Si partimos por corregir estos cuatro errores, y mantenemos una alimentación sana y balanceada en el tiempo, podremos asegurar que nuestros niños crezcan sanos, fuertes y con todas las posibilidades de hacer de Chile y Latinoamérica, un mejor lugar para vivir.

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Los endulzantes te harán engordar

Los endulzantes te harán engordar

Dejar el azúcar no es fácil, pareciera que dejara un vacío en nuestras vidas y, por eso, en general, la reemplazamos con endulzantes, químicos o naturales, con la esperanza de poder llenar ese vacío con un dulzor nuevo, pero sin las consecuencias nefastas del azúcar, como el sobrepeso. Lamentablemente los endulzantes, sean éstos artificiales o naturales, te harán engordar, al igual que el azúcar.

La razón del por qué, no tiene que ver con que, si estos productos contienen o no calorías, sino más bien con el comportamiento que tendemos a desarrollar cuando los consumimos.

Pero, antes de entrar de lleno en la explicación, me gustaría ahondar en el tema del vacío que el azúcar llena en nuestras vidas.

Muchas veces un desbalance en una o más áreas de tu vida, puede generar problemas en la forma en como te relacionas con la comida.

Recuerdo haber tenido una paciente que, antes de visitarme, se había desempeñado durante 10 años como analista de negocios y ventas en una empresa australiana. Acudió a mí porque se le hacía muy difícil bajarde peso, además sufría de antojos por cosas dulces, los que aumentaban al llegar a casa luego de un día de trabajo.

Comenzamos nuestras sesiones por lo más básico, que consiste en aprender a organizarse y planear un menú semanal, de modo de contar con la mayor cantidad posible de comida preparada en casa y, de este modo, evitar comer comida chatarra. Sin embargo, cada vez que llegaba a su hogar, de vuelta del trabajo, no se resistía y comía aquellas cosas que no le beneficiaban, en general cosas dulces y productos procesados, que están cargados de azúcar. Para luego sentirse culpable. Realmente a esta persona le resultaba muy difícil romper con este círculo vicioso.

En las siguientes sesiones, decidí abordar el tema sobre su relación con la comida y, en especial, con el azúcar. Conversamos acerca de las cosas que faltaban en su vida y cómo éstas eran, de alguna manera, reemplazadas por la comida, en especial por el azúcar que secuestra la producción de dopamina en el cerebro, hormona que, entre otros procesos, controla los estados de placer. En una de estas sesiones, tocamos un área muy importante, su trabajo y sus aspiraciones profesionales. Como la gran mayoría de las personas, ella pasaba más de 8 horas diarias en la oficina, es decir al menos 1/3 de su día.

¿Podría ser que estés utilizando la comida como un medio de escape?

Le pedí que me comentara acerca de sus objetivos y aspiraciones profesionales para los siguientes 3 a 5 años. Ella respondió que quería ser una muy buena analista y tener un mejor sueldo, por lo que le pregunté, cuál era su definición de “buena analista”. Pronto se dio cuenta de que no tenía claridad respecto de lo que quería hacer y continuó explicando que, en realidad, no existía mucha diferencia respecto de sus responsabilidades actuales y lo que haría un analista recién graduado de la universidad. Por lo tanto, frente a esa respuesta, era bastante evidente que no se proyectaba en su actual profesión.

Entonces le pregunté, por qué trabajaba como analista. Y ella respondió, porque era contadora. Naturalmente, la siguiente pregunta fue ¿por qué había estudiado contabilidad? En ese momento, su expresión cambió, fue como si hubiese descubierto algo. Al mismo tiempo, noté un aire de pena. Finalmente, me contestó que ella era contadora, porque sus padres así lo quisieron.

Continuamos conversando acerca de qué ocupación hubiese elegido si a los 18 años hubiese tenido la posibilidad de optar libremente su profesión y conversamos también acerca de sus pasiones. Inmediatamente su rostro se iluminó y dijo que a ella le encantaba diseñar y hacer ropa, incluso la blusa que vestía en ese momento había sido hecha por ella misma.
Habíamos encontrado la causa raíz de su ansiedad por comer cosas dulces, la cual era gatillada por la frustración que le generaba tener una ocupación que no le llenaba como persona y en donde pasaba gran parte de su día. Entonces, al volver a casa, necesitaba sentirse mejor y, esto lo lograba a través del azúcar, que a su vez la hacía engordar.

Los endulzantes te harán engordar

Al utlizar endulzantes, nuestro cuerpo se prepara para recibir y procesar azúcar y, al no recibirla, disminuyen las sustancias químicas supresoras del apetito, generando ansias por más cosas dulces.

Estudios recientes demuestran que los endulzantes artificiales promueven la resistencia a la insulina y los problemas asociados a dicha condición, al igual que el azúcar común y corriente.
Por esta razón, los productores de bebidas en Estados Unidos fueron recientemente demandados por la organización de consumidores U.S. Right to Know (USRTK) por publicidad engañosa, pues la evidencia científica (1, 2, 3, 4, 5) que muestra que los endulzantes artificiales promueven el sobrepeso y la obesidad es abrumadora.

¡Ah! Y no olvidemos la ley del reflejo condicional de Pavlov, donde bastaba mostrar a un perro un pedazo de carne, para que éste comience a salivar. O bien, se hacía sonar un metrónomo para generar la misma reacción. El salivar es una respuesta del proceso de digestión, puesto que en la saliva se encuentra la enzima llamada amilasa salival, que inicia la digestión de los carbohidratos.
Esto mismo ocurre cuando ves, imaginas, hueles o bien te dispones a comer o a beber algo dulce, independiente de si el producto que consumirás contiene azúcar o endulzante. Tu organismo se preparará para procesar el azúcar, con todos los efectos metabólicos que esto conlleva.

La tagatosa, un ejemplo de un endulzante “saludable”

La tagatosa, ¿es o no una alternativa saludable al azúcar? A continuación te dejo algo de información para que te formes una opinión.

  1.  La tagatosa que se comercializa, es un producto altamente procesado. Se obtiene en grandes cantidades, sintetizando químicamente la lactosa de la leche de vaca. Así que, si eres vegano o vegetariano, entonces no la consumas.
  2. La tagatosa es muy similar a la fructosa desde un punto de vista molecular, por lo tanto, si tienes intolerancia a la fructosa o eres sensible a los FODMAPs, no es recomendable utilizar tagatosa.
  3. En términos de salubridad, en la Unión Europea, la tagatosa es considerada un producto (no un alimento) muy nuevo como para entregar recomendaciones acerca de sus efectos en el largo plazo.
  4. La tagatosa te hará enngordar de manera indirecta. Al igual que todos los endulzantes, tengan o no calorías, perpetúan la adicción al azúcar, engañando a tu organismo, el cual se prepara metabólicamente para procesar azúcar y, al no recibirla, aumenta tu ansiedad por consumir productos dulces o bien, altos en carbohidratos refinados. (1, 2, 3, 4, 5)

¿Qué puede estar faltando en tu vida que te hace necesitar el azúcar?

Si vas a dejar el azúcar, no trates de sustituirla y hazte la pregunta: ¿Qué puede estar faltando en tu vida que te hace necesitar el azúcar?

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Paté paleo – No todos los súper alimentos son de origen vegetal

Paté paleo – No todos los súper alimentos son de origen vegetal

¿Te gustan los embutidos como el paté, pero prefieres no comprarlo porque te cae mal? O bien prefieres evitarlo porque no confías en los ingredientes que le agregan al procesarlo? O quizás tus hijos tienen alguna alergia alimentaria, como al gluten o a la leche y sus derivados.

¡He aquí la solución a tus problemas! Al final de este interesante artículo, encontrarás mi deliciosa receta de Paté de Pollo estilo Paleo, es decir, libre de leche y sus derivados. Esta es una deliciosa opción hipoalergénica para que disfrutes junto a tu familia, sin preocupaciones y obteniendo todos los beneficios de esta nutritiva receta.

El hígado. No todos los súper alimentos son de origen vegetal

El paté esta hecho con hígado, en este caso hígado de pollo. El hígado es un alimento extremadamente nutritivo, además de ser una muy buena fuente de proteínas, es también una de las mejoras formas de obtener:

  1. Vitamina B12: nutriente esencial para la salud del tejido nervioso, la función cerebral y la producción de glóbulos rojos.
  2. Fierro de fácil absorción: sin una adecuada ingesta de fierro, tu cuerpo no puede producir suficientes glóbulos rojos que transporten oxígeno. La deficiencia de fierro es una de las causas de la  anemia. Sin glóbulos rojos sanos, tu organismo no puede obtener suficiente oxígeno.
  3. Acido fólico (vitamina B9): La vitamina B9 lleva a cabo funciones cruciales, como las de crear glóbulos rojos, prevenir la pérdida de la audición y preservar la salud cerebral de los bebés.

¿Has escuchado hablar de la terapia Gerson?

El hígado desempeña un papel prominente en la terapia Gerson para tratar enfermedades como el cáncer.

El hígado ha sido usado ampliamente por doctores de medicina natural por años; de hecho, el científico alemán Dr. Max Gerson, creador de la Terapia Gerson, lo incluye en su protocolo de sanación para el tratamiento del cáncer y otras enfermedades, tales como trastornos digestivos, tuberculosis y enfermedades del corazón.

El protocolo de Gerson, incluye entre otras cosas, 13 vasos de jugo de vegetales al día, enemas de café y algunas ensaladas de verduras crudas. No obstante, el hígado de vaca es parte fundamental de su protocolo para ayudar a sus pacientes a sanar.

Terry Wahls

La doctora e investigadora Terry Wahls, autora del libro The Wahls Protocol, luego de pasar años postrada en una silla de ruedas producto de una esclerosis múltiple, fue capaz de recuperar su salud y volver a tener una vida normal a través de la alimentación. Pues bien, uno de los alimentos que cumplen un rol fundamental en su programa, es el hígado, debido a su altísimo nivel nutricional, esencial para el correcto funcionamiento de nuestro organismo a nivel celular.

¡A disfrutar de esta deliciosa receta de Paté Paleo!

Descarga tu receta de Paté estrilo paleo aquí.

Y, si está dentro de tus posibilidades, intenta conseguir hígados o panitas como se le llama en Chile, de la mejor calidad e idelamente de origen orgánico.

Desayunos que Sanan

No te olvides de visitar mi sitio web y mis páginas de redes sociales (facebook , instagram), pues muy pronto publicaré un libro – ebook – titulado Desayunos que Sanan, que incluye deliciosas recetas libres de leche y sus derivados, trigo (gluten), soya, maíz y azúcar para que tus mañanas cambien radicalmente. Está buenísmo y, ¡te va a ayudar a pasar del desayuno al almuerzo sin hambre!

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Cómo ayudé a mi padre médico a mejorar su calidad de vida

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Reportaje revista Paula: Sanar el intestino

En los últimos años, la medicina se ha volcado a estudiar por qué el intestino es el pilar de nuestra buena o mala salud: billones de bacterias –buenas y malas– conviven dentro de él, comiendo lo mismo que nosotros nos llevamos a la boca. Las investigaciones están arrojando resultados alucinantes. ¿Puede la alimentación desencadenar complejas enfermedades inflamatorias o, por el contrario, derechamente sanarlas?

Por Daniela González A. / Fotografía: Alejandro Araya / Producción: Camila Letelier


Paula 1236. Sábado 7 de octubre de 2017. Fue cuestión de una mañana. Óscar Novoa (68) se encontraba en la parcela de unos amigos y, de un momento a otro, comenzó a sentir un fuerte dolor en la lengua. Pensó que era un afta, algo habitual para él, pero no. Lo que siguió fue fiebre, un edema en la zona y una inflamación de tal magnitud que empezó a obstruir su respiración. Por eso llegó a urgencia y, desde ahí, pasó a la UCI: era la primera vez que este cardiólogo, que atiende infartos y urgencias coronarias, estaba como paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos. “Tuve un absceso en la base de la lengua con amenaza de obstrucción laríngea aguda, y una otitis severa como consecuencia”, explica el médico, quien aquel domingo de julio del año pasado quedó hospitalizado –tras estar en la UCI pasó a la UTI– sin poder hablar ni comer por su lengua hinchada. Un equipo entero estudiaba el caso de este médico: inmunitario, otorrino, infectólogo y expertos en enfermedades respiratorias no sabían el porqué de la inflamación severa. Se descartó un tumor en la lengua o un eventual cuerpo extraño que hubiera provocado tamaña infección. No había respuestas, pero sí la necesidad inmediata de controlar la hinchazón, porque de lo contrario habría que acudir a una traqueotomía o incisión en la tráquea para que pudiera respirar. Al quinto día, los antibióticos y corticoides por fin lograron bajar la inflamación y Óscar Novoa pudo irse de alta, aunque con una otitis como consecuencia, que requirió la instalación de un pequeño tubo de ventilación para que pudiera oír bien, ya que también era un área inflamada. “Después vino la primavera y, como era habitual en mí, comencé a tener signos progresivos de alergia, rinitis y obstrucción bronquial. Lo manejamos del modo habitual: antihistamínicos, inhaladores de corticoides nasales y broncodilatadores de acuerdo a necesidad”. Del otro lado del mundo, en Australia, su hijo Matías Novoa (42), un ingeniero que abandonó un puesto gerencial para convertirse en coach nutricional, intentaba convencerlo por teléfono: “Papá, tienes que sanar primero tu intestino, que está inflamado por tu alimentación y los remedios que has debido tomar. Desde ahí mejorará el resto. Hay que quitar de tu dieta alergenos como el gluten, los lácteos y la soya; reparar tus paredes intestinales con caldo de hueso de pollo y fermentados caseros; alimentar a tus bacterias buenas, porque ellas son muy importantes”. Hasta que llegó el verano y Matías viajó a Chile de vacaciones. Acá logró convencer a su padre. “Uno está acostumbrado a buscar respuestas objetivas y hay mucha fantasía en algunos tratamientos alternativos. Sin embargo, decidí seguir el plan de Matías al pie de la letra. Y la respuesta que tuve fue, para mí, inesperada”, dice el cardiólogo, quien luego de la dieta empezó a sentirse como hacía años no se sentía. Desapareció el reflujo gastroesofágico y la obstrucción nasal que solía despertarlo por las noches. También las aftas que sufría desde niño y los cuadros de sinusitis severa que comenzó a tener a los 40 años. “Y también las rinitis que aparecieron a los 60, por las que varias veces tuve que tomar antibióticos. Cuando fui a ver a mi otorrino de cabecera, después de un mes de dieta, él estaba muy impresionado. ‘¿Qué hiciste?’, me preguntó mientras me hacía una fibroscopía. ‘Aquí ya no hay nada inflamado’, me dijo”. ¿Qué había tenido que ver aquella dieta que le indicó su hijo?
Cómo ayudé a mi padre médico a mejorar su calidad de vida 2

Un intenso dolor en el brazo fue lo que llevó a Matías Novoa a investigar el efecto de la alimentación en la salud. Hoy es coach nutricional.

Bacterias con hambre Las indicaciones que el coach de salud Matías Novoa (www.kinucoaching.com) le dio a su padre no eran antojadizas. Provenían de un largo estudio que él inició por una historia personal. Cuando Matías tenía 39 –aunque era deportista y vegetariano– se sentía en extremo cansado, se hinchaba con facilidad y tenía más grasa abdominal de la que le hubiera gustado. Pero un extraño y enorme dolor en su antebrazo izquierdo fue lo que de verdad lo alertó: no podía siquiera tomar en brazos a su hijo de entonces un año, ni apoyarse en ninguna superficie. Los exámenes arrojaron un elevado nivel de proteína C reactiva, sustancia producida por el hígado que aumenta cuando hay un estado inflamatorio generalizado, en todo el cuerpo. Mientras descartaban artritis y otras enfermedades autoinmunes, Matías encontró mucha información sobre la conexión de procesos inflamatorios crónicos con una dieta alta en azúcar y carbohidratos refinados, como la harina blanca. Y decidió experimentar: dejó el azúcar, sacó prácticamente todos los productos procesados, y reemplazó pastas y arroz por sus versiones integrales. Tres meses después ya no le dolía el brazo, sus indicadores volvieron a la normalidad, había bajado de peso y se sentía como si tuviera 20. Decidió estudiar en el Institute for Integrative Nutrition, de Nueva York, una de las escuelas de nutrición más grandes del mundo, y entendió por qué un intestino dañado era la causa de una serie de enfermedades inflamatorias y cómo este se podía sanar con un plan alimentario y preparados caseros como un caldo de hueso de pollo hervido por más de 24 horas (ver recuadro). “El azúcar –tanto la blanca que está en la mesa, como la presente en granos, cereales y legumbres–, así como una dieta pobre en fibra y con mucho carbohidrato en general, puede destruir un intestino. Comer de esa manera lo que hace es matar de hambre a las bacterias buenas que necesitamos tener adentro, y al mismo tiempo alimenta a hongos, los que ganan terreno en el intestino. Este conjunto de microorganismos, los buenos y malos, se conoce como microbiota y la medicina se está volcando a estudiarla, porque ha visto lo determinante que es para la salud”, comenta Matías. En efecto, la radical influencia de la alimentación en enfermedades disímiles –alergias, patologías autoinmunes, esclerosis múltiple, Alzheimer, Parkinson, espectro autista u obesidad, entre varias otras– ya no se vincula solamente al terreno de la salud complementaria. Una serie de estudios están apareciendo en reputadas revistas académicas que vinculan a la microbiota con estas patologías mencionadas; y una serie de entidades formales se están reuniendo para aunar criterios y compartir avances científicos. En marzo de este año, por ejemplo, la Sociedad Europea de Neurogastroenterología y Motilidad, la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición y la Asociación Americana de Gastroenterología, organizaron en París la sexta Cumbre Mundial sobre Microbiota Intestinal para la Salud. Allí concluyeron que la microbiota intestinal moldeará el futuro de la práctica médica. En 2008 ya se comenzó a trabajar en el tema en dos proyectos de envergadura, ambos para establecer las conexiones entre microbiota y enfermedades humanas: el MetaHIT, financiado por la Comisión Europea, y el Proyecto Microbioma Humano, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. “Estamos entrando en una nueva etapa: el mayor conocimiento de la microbiota y los factores que la modifican puede cambiar radicalmente el enfoque de la medicina”, dice el inmunólogo Rodrigo Hurtado, especialista chileno radicado hace más de 50 años en Washington DC. “Se ve a la microbiota como un supra órgano capaz de enfermar o sanar. Lo que se plantea es que la inflamación intestinal es la causa de gran parte de estas patologías en personas genéticamente predispuestas. Fuera del daño a la salud, son de un costo inmenso en los presupuestos de los países”, comenta. ¿Por qué el intestino? Wikipedia lo define así: situado en la cavidad abdominal, el intestino es la parte tubular del aparato digestivo que va desde el estómago hasta el ano. En humanos se divide en dos segmentos: delgado –que mide entre 5 y 11 metros– y grueso –que mide entre 1 y 1,5 metros–. Para entender la importancia del intestino –dice Loreto Hagar, médico y coach de salud y nutrición integrativa– hay que familiarizarse con el concepto de intestino permeable. “En la pared intestinal hay una membrana mucosa compuesta de células llamadas enterocitos, que se encargan, entre otras cosas, de absorber los nutrientes y de mantener una barrera. Estas células se van regenerando cada 3 a 5 días. Pero cuando nos alimentamos mal, descansamos poco y estamos estresados, los enterocitos ya no se regeneran de manera óptima, se deshidratan y ceden las uniones estrechas que los unen, generándose espacios”. En términos muy simples, añade Hagar (www.revolucionutricional.cl), aquellas proteínas mal digeridas y químicos que consumimos en los alimentos pasan del intestino a la sangre, porque la pared intestinal se ha vuelto permeable. Una vez en la sangre, el sistema inmunitario no reconoce estos elementos: genera anticuerpos, se activa la cascada inflamatoria, y aparece la enfermedad. Catalina Valdés, chef y también coach de salud integrativa, lo explica así: el torrente sanguíneo es como si fueran autopistas. Estas tienen una central, con cámara, que chequea que todas las vías estén despejadas. Cuando ven un camión en pana o un choque, intervienen y envían emisarios. “Tenemos algo muy parecido en nuestro sistema inmune. Él nos monitorea y cuando ve un extraño en el torrente sanguíneo, un pedazo de proteína suelto, por ejemplo, se enciende la inflamación que es el mecanismo por el cual opera el sistema inmune”. Para revertir este mecanismo, añade Valdés (Facebook: catacocina.cl), tenemos que sellar esas paredes intestinales a través de caldos de hueso, probióticos que colonicen de bacterias buenas el intestino y alimentos que no lo dañen, como los vegetales, frutos secos, aceites de coco, semillas o seudocereales como la quínoa. Cómo ayudé a mi padre médico a mejorar su calidad de vida 3 Un segundo cerebro El último tiempo ha sido sufrido para Valeria Cortés (33, ingeniera industrial). “Cuando hace tres meses mi hijo Melchor tenía un año y medio, lo noté retraído”, cuenta. Las únicas tres palabras que había aprendido ya no las decía, así que lo llevó a una fonoaudióloga, quien le hizo una evaluación lapidaria: “Tu hijo no mira, no sonríe, no interactúa, no reconoce sonidos de animales, no imita. Llévalo a un otorrino, quizás es sordo”. Pero los exámenes auditivos dieron resultados 100% normales. Entonces, dos neurólogas de distintas clínicas lo diagnosticaron con trastorno de espectro autista. Valeria lloró una semana completa, mientras obsesivamente revisaba todos los videos que durante el año y medio de su hijo había grabado. Hasta el año, Melchor aparecía riéndose a carcajadas y jugando. Y Valeria se dio cuenta de que el cambio coincidió cuando comenzó a darle leche de vaca y pan. Empezó a estudiar el tema y quitó gluten y lácteos de la dieta de su hijo. “Al mes y medio de volver a la dieta sin gluten ni lácteos, Melchor empezó a tener cambios cognitivos muy importantes. Jugaba con nosotros, nos buscaba. Después de 3 meses de dietas, terapias y cambios ambientales, volví a llevarlo a un nuevo neurólogo, quien descartó rotundamente el trastorno de espectro autista. Ahora sabemos que fueron diagnósticos errados, pero de que la dieta cambió su conducta, la cambió”. La influencia de la alimentación en la salud neurológica es un tema polémico. En esta área, es reconocida la historia de Natasha Campbell-McBride (www.doctor-natasha.com), una neuróloga y neurocirujana rusa radicada en Inglaterra, cuyo hijo años fue diagnosticado con autismo. Su profusa investigación la llevó a la dieta como responsable, y hoy su hijo de 24 años tiene un desarrollo normal. Campbell-McBride fue pionera en el tema y creó el concepto Síndrome del Intestino y la Psicología (Gaps, por sus siglas en inglés), que vincula la permeabilidad intestinal con patologías como autismo, dislexia, depresión, trastornos de aprendizaje e incluso esquizofrenia. En los siete libros que ha escrito en los últimos 15 años, plantea un protocolo de tratamiento de varios pasos, que en términos generales excluye alimentos procesados, gluten, lácteos y soya, entre otros, y se basa en vegetales fermentados –cuyas bacterias muy beneficiosas para la desintoxicación del intestino–, además de caldo de hueso y grasas saludables, como palta, coco, huevo. “Cuando leí el trabajo de Natasha Campbell, aluciné. Ella habla de la similitud que hay entre cerebro y estómago: en ambos hay neuronas y neurotransmisores, y se conecta directamente por el nervio vago. Al intestino le llaman el segundo cerebro”, señala la chef Catalina Valdés. La conexión entre intestino y cerebro es también una temática de amplio estudio en la actualidad. Incluso, se está hablando de que enfermedades como la depresión podrían sanarse ingiriendo bacterias buenas, que el catedrático irlandés acuñó en 2013 como sicobióticos: un tipo de probióticos que potencialmente podrían combatir trastornos y enfermedades mentales. Aunque aún es un área en estudio, lo cierto es que por algo el 90% de nuestro material genético proviene de nuestra microbiota. Como ha dicho la doctora Campbell-McBride: “Simplemente somos una concha… Somos el hábitat de esta masa de microbios que se encuentra dentro de nosotros. Los ignoramos bajo nuestro propio riesgo”. Cómo ayudé a mi padre médico a mejorar su calidad de vida 4 Testimonio: Así limpié mi intestino Por Daniela González A. Heme aquí, en la cocina. En el quemador del lado, mi marido tuesta unas hallullas que comerá con mantequilla. Se me hace agua la boca. En mi quemador, hay un sartén con almendras que remojé toda la noche con sal y un poco de vinagre de sidra de manzana, y que luego mezclaré con aceite de coco, miel sin procesar, maravillas y berries. No quisiera dejar mi marraqueta con queso de cada mañana, pero tengo que hacerlo. Es mi meta personal y también la de mi coach, Matías Novoa (www.kinu.com.au), un chileno radicado en Australia experto en nutrición integrativa que me guiará. A ver si logro desintoxicarme del azúcar, recuperar mi energía y bajar un par de kilos. En nuestra primera cita por FaceTime, le digo que no quiero eliminar tantas cosas de mi dieta. “¿Quién dijo que hay que eliminar?”, me responde. “Se trata de reemplazar. Puedes comer pan, pero hecho de quínoa. Puedes comer cosas dulces, como bolitas de coco bañadas en chocolate, hechas por ti. Pero tenemos que limpiar tu intestino y necesito pedirte que dejes el gluten, el azúcar y los alimentos procesados. ¿Puedes?”. Me armo de valor y lo hago. Quienes me han visto a mitad de tarde comiendo quequitos o galletas, saben que no es algo fácil para mí. Mi alimentación se basa en grasas buenas –aceite de oliva, de coco, huevos, palta–, frutos secos, quínoa, frutas en moderación (berries ilimitados), muchísimas verduras (brócoli y espinaca al menos una vez al día) y carnes de animales de libre pastoreo, sin antibióticos. No tranzo los lácteos, pero los consumo poco y de excelente calidad. En cinco días no solo me llama la atención que una blusa me queda más holgada, sino que ando más tranquila, con más calma. Hasta el sexto día. Ese sábado, llevo a mi hija a un cumpleaños y me como todos los marshmallows que encuentro. En el mesón de golosinas están todos los niños fascinados y yo, infiltrada. Me da risa y pena. Al día siguiente, le cuento a Matías con vergüenza. Me dice que, guardando las proporciones, es lo mismo que le pasaría a un alcohólico que intenta rehabilitarse y le ponen al frente un pisco sour. Me siento una adicta al azúcar y me calma entenderlo. Por eso, el lunes, con mucha dignidad vuelvo a empezar. Llega el 18. Llevo limpia de gluten casi 15 días, pero cómo no voy a probar una empanada, una no más. Le pego una mascada y al ratito siento un asco que solo puedo asociar a eso. Al otro día, lo intento de nuevo: voy por tres mordidas. Esta vez, del puro asco las vomito. Mi cuerpo está rechazando al gluten, concluyo. Damos por cerrado el experimento con Matías y yo sigo con mi estilo saludable. En un mes he bajado casi 3 kilos, tengo mi piel más lozana, me siento calmada y mi marido se ha sumado al desafío. El desayuno, ahora, es pan de quínoa para todos. * Caldo de hueso, el nuevo elixir Al premiado chef neoyorquino Marco Canora lo tildan de responsable por el boom de caldo de hueso en Nueva York. Hace tres años abrió Brodo, una tienda donde vende este brebaje hecho con la más alta factura. Los huesos provienen de animales que comen pasto, hierbas y especias orgánicas frescas, y se hierven por 18 horas, hasta desintegrarse. En Chile, los vende la chef Catalina Valdés ([email protected]), quien los fabrica para también tomar ella. Como explica Valdés, la larga cocción del hueso hace que se desintegre y quede en el caldo el colágeno, la glutamina y la glicina, elementos que sellan las paredes intestinales. “Por algo tomamos caldo de pollo cuando estamos enfermos del estómago o resfriados, o en un matrimonio a las 6 de la mañana. Existe en infinitas culturas, desde las asiáticas hasta las europeas o latinas. Por intuición, sabemos que es reponedor”, comenta. En casa es fácil de hacer: se pone a cocer en una olla los huesos de pollo o vacuno –idealmente animales de libre pastoreo, sin antibióticos– por 24 horas. La cocción no tiene por qué ser continua, puede ser en tandas. Luego, se cuela, se enfría y se puede congelar. Ideal tomar un vaso todos los días. También se puede adicionar a otras preparaciones.

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¿Por qué ya no sigo una dieta vegetariana?

¿Por qué ya no sigo una dieta vegetariana?

En la sección “Sobre mi” de este sitio, explico las experiencias en mi vida que me llevaron a cuestionar mi estilo de alimentación, y el por qué ya no sigo una dieta vegetariana. Había desarrollado procesos inflamatorios y dolor crónico, que no me permitían llevar la vida que yo quería. Y, a través de un fuerte llamado instintivo a experimentar nuevamente con proteínas y grasas animales, el que no pude ignorar, decidí, después de bastante experimentación, adoptar un estilo de vida muy cercano a lo que hoy se denomina dieta Paleo.

El estilo de vida Paleo, es ampliamente utilizado en medicina funcional, rama de la medicina alópata. Este estilo se basa en una alimentación libre de alimentos procesados, azúcar, granos, cerelaes, legumbres y productos lácteos, por ser éstos altamente inflamatorios y dañinos en el largo plazo. Y por otro lado, rico en todo tipo de vegetales y frutas, en especial aquellos de un bajo índice glicémico, frutos secos y semillas. Además incluye el consumo moderado de carnes y grasa animal de libre pastoreo y alimentación orgánica,y productos marinos.

Como dije antes, de manera bastante instintiva, comencé a experimentar con proteinas y grasa de origen animal. No obstante, cuando leí el trabajo de Terry Wahls, médico e investigadora Norte Americana, encontré las razones científicas del por qué mi instinto e intuición me llevaron a dejar el vegetarianismo atrás. Terry Whals padece de esclerosis múltiple, y luego de pasar años en una silla de ruedas, logró reversar su discapacidad, recuperando la totalidad del movimiento a través de la alimentación,

Cuando decidí ser vegetariano, lo hice por razones éticas, principalmente respecto del impacto de la industria ganadera en el medioambiente. Sin embargo, no consideré los potenciales efectos adversos que esto me podría generar, y que me llevaron a enfermarme, por no planear cuidadosamente la transición a una dieta libre de alimentos de origen animal.

Mi intención no es desmotivarte si es que has decidido adoptar un estilo de vida vegetariano o vegano, sólo quiero entregarte información que te ayudará a no cometer los errores que yo cometí y que explico más abajo. Si quieres llevar una vida saludable en el largo plazo siendo vegetariano o vegano, es de vital importancia planear tu dieta minuciosamente, de modo de asegurar un equilibrio nutricional. Estos son los errores que cometí:

Siendo vegetariano aumenté la ingesta de azúcar, alimentos procesados y carbohidratos refinados:

  • Un error que muchas veces cometemos los que decidimos ser vegetarianos o veganos, es que intentamos reemplazar platos y recetas, que en general se preparan con carne, con productos vegetales altamente procesados y refinados, como hamburguesas vegetales, ensaladas de cous cous (el cous cous es un subproducto del procesamiento del trigo, con un muy bajo valor nutricional) y otros.
  • ¡Consumía bastantes snacks “saludables”, que en realidad no lo son! Por ejemplo, barritas de cereal, preparadas a base de dátiles, granos, y frutas, en donde el nivel de fructosa concentrada es altísimo, una de las principales causas de inflamación y sobrepeso.
  • Mi ingesta de carbohidratos aumentó considerablemente, y por lo tanto el nivel de azúcar en la sangre se elevó.
  • Aumenté el consumo de frutas de alto índice glicémico tales como manzanas, peras, y plátanos.
  • No aumenté el consumo de vegetales verdes, crucíferos y altos en antioxidantes.
  • Seguí consumiendo jugos naturales, preparados en casa.

Sin quererlo pasé de vegetariano a vegano, sin suplementación

Nunca me ha gustado la leche, y desafortunadamente los huevos no me hacen bien. Por lo tanto, sin quererlo, me transformé en vegano. Sin embargo, al adoptar este estilo de vida, es prácticamente imposible entregarle a tu cuerpo todos los nutrientes que necesita, sin una suplementación adecuada. Por ejemplo, la vitamina B12. En un año y medio, agoté las reservas de esta importante vitamina y mis niveles de fierro se redujeron a un cuarto. Uno de los síntomas que tenía era mucha fatiga, y estado de ánimo decaído.

No planee cómo asegurar una fuente estable y confiable de aminoácidos esenciales

El ser humano, como todo ser vivo, cuenta con la capacidad de fabricar aminoácidos, la unidad estructural de las proteínas, y que nuestro cuerpo utiliza para la construcción de tejido, músculos y muchos procesos biológicos fundamentales. Sin embargo, nuestro organismo no puede producir 9 aminoácidos, que son esenciales para la vida. Estos están disponibles en la proteína animal y cuentan con una disponibilidad biológica alta. En comparación, la presencia de estos aminoácidos esenciales en alimentos de origen vegetal, es muy difícil de encontrar, y su disponibilidad biológica es mucho menor, debido a la presencia de anti nutrientes que protegen a la planta, y que hacen muy difícil su digestión. La quínoa, por ejemplo, los incluye, sin embargo, este pseudo-cereal contiene sobre 60% de carbohidratos. Entonces si basas tu ingesta proteica en alimentos altos en carbohidratos, como las legumbres y los granos, es muy probable que en el largo plazo desarrolles alguna condición crónica, como, por ejemplo, sobrepeso. Es importantísimo, estudiar cómo combinar alimentos de origen vegetal de modo de obtener una apropiada ingesta de aminoácidos esenciales. Muchas veces en las redes sociales, se compara al brócoli con la carne, en cuanto a los gramos de proteínas por cada 100 gramos de estos alimentos. El brócoli supera a la carne, pero lo que se les olvida comunicar, es que no cuenta con los 9 aminoácidos esenciales, y la carne sí. El brócoli, es una excelente fuente de vitaminas, micronutrientes, fibra, y antioxidantes, pero no de aminoácidos esenciales.

Es muy posible que la proporción de Omega 6 a Omega 3 se desequilibre

La proporción de Omega 6 a Omega 3 en una persona saludable debe estar en un rango cercano a 2:1, para que el sistema inmunitario funcione bien. Los ácidos grasos Omega 6 son utilizados por el sistema inmunitario para inflamarse, y en contraste, utiliza los ácidos grasos Omega 3 para desinflamarse. Al eliminar de tu dieta el pescado y otros alimentos de origen animal, y aumentar el consumo de granos, cereales, semillas, y, en especial, aceites vegetales refinados como el canola y soya; la ratio de Omega 6 a Omega 3 se descompensará, aumentando la proporción de Omega 6, y por lo tanto aumentará la probabilidad de desarrollar inflamaciones crónicas. Tal como fue mi caso. Esto te parecerá extraño, debido al intenso marketing existente respecto del contenido alto de Omega 3 en alimentos de origen vegetal, como la linaza, y aceites vegetales. Esto es verdad, no obstante, se les “olvida” comunicar, que son aún más altos en Omega 6, y que el tipo de Omega 3 que contienen, el cual se denomina ácido Alfa Linoleico, necesita ser transformado por nuestro organismo, en el tipo de ácido graso Omega 3 que requerimos. Este es un proceso muy ineficiente, y sólo 5% a 7% es transformado al tipo de Omega 3 del cual nos beneficiamos.

Dejé de consumir grasa y subí de peso

Al basar mi dieta principalmente en carbohidratos, inevitablemente subí de peso. Por si no lo sabes, nuestro organismo está diseñado para almacenar energía en forma de grasa, y no en forma de glucosa. Se estima que las reservas de glucosa y glucógeno en una persona de contextura promedio y saludable, no superan las 2,500 calorías, ¡sin embrago las reservas de grasas pueden llegar hasta 130,000! ¿Entonces que crees que hace nuestro organismo con el exceso de carbohidratos? Los convierte en grasa. Las grasas son indispensables para muchos procesos biológicos, nuestro cerebro está compuesto por cerca de 60% de grasa, y además son una excelente y eficiente fuente de energía.

Nuevamente reitero; mi intención no es desmotivarte si has decidido explorar o bien continuar con un estilo de alimentación libre de alimentos de origen animal. Sólo quiero compratir mi experiencia de manera de que no cometas los errores que me llevaron a enfermarme.

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